L@s Residentes de Psiquiatría de la Universidad Mayor que ingresaron en 2020 al Programa han tenido que enfrentar una situación inédita, difícil y compleja. Esto ha sido particularmente cierto para quienes ingresaron en el Hospital Barros Luco en Santiago, má que para quienes ingresaron en Angol en el Hospital Mauricio Heyerman.
L@s primer@s debieron retrasar su ingreso y además integrarse a una modalidad de trabajo redefinida a partir de las exigencias y límites de la Pandemia, que desdibujó severamente la territorialización por Comuna que ha sido la clave de la organización del trabajo en el Ambulatorio del Servicio de Psiquiatría del Hospital Barros Luco, en pro de combinar seguridad del usuario, seguridad del equipo y aseguramiento de la continuidad de cuidados. Se debió trabajar con la consulta presencial imprescindible, con videoconsultas, extensión de recetas, contactos telefónicos, con toma de examenes. Esto rompiendo los criterios de continuidad de cuidadores cuando fue necesario para asegurar la continuidad de cuidados.
Esto fue difícil de entender por l@s Residentes al contrastarlo con sus expectativas fundadas en sus exploraciones previas , que les llevaron a elegir nuestro Programa, ya que carecían de experiencia concreta que les permitiera situar su nueva y exigente experiencia cotidiana en un contexto experiencial.
Sin embargo esta situación ha ido dando paso a una recuperación progresiva de las formas de trabajo previas, adaptadas a las actuales circunstancias.
En Angol la situación fue menos crítica, por la virulencia de la Pandemia, la estructura del Equipo y el menor número de Residentes